Tan sencillo como crear vida, tan simple como plantar una semilla.
Cualquier aficionado a la jardinería sabe que para hacer crecer la semilla hace falta una tierra fértil y un macetero, un recipiente que sirva como hábitat para que la planta pueda obtener los nutrientes necesarios para crecer.
Como la mayoría de las plantas, es muy importante que le llegue la luz solar, y como no, agua. El agua es el elixir de la vida, y nosotros debemos aportarsela, siempre sin excedernos. El agua es el cariño y cuidado que debemos aportarle.
Una vez tenemos todo eso, sólo debemos mantener una constancia y con el tiempo nuestra planta crecerá… Crecerán sus tallos, sus hojas, y florecerá, hasta convertirse en algo maravillosamente bonito.
El problema llega cuando tenemos que separarnos. Hay momentos en los cuales no podemos mantener esos cuidados… Durante días, quizá semanas, y cuando volvemos a ver a nuestra planta,nos damos cuenta de cuánto la hemos echado de menos, de cuánto añorabas cuidarla, y verla en buen estado pero percibimos que ya no está igual, que está deteriorada…
Sólo podemos hacer una cosa, volver a cuidarla.
Fdo: The Real Me
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