Los humanos, por naturaleza, estamos diseñados para cometer errores, y por supuesto, como todos sabéis, para aprender de ellos. Como se suele decir, está permitido caerse y es obligatorio levantarse.
La vida es sabia, tu vida la haces tu, y la vida te hace a ti. Si os paráis a pensar, en vuestra vida, interiormente, a cada uno le vendrá la imagen de algún error que habéis cometido, que os marcó en su momento, que os arrepentisteis de haberlo cometido. Pues bien, como ya he dicho, la vida es sabia, y es ella misma la que se encarga de comprobar si has aprendido de tu error, si has madurado, si realmente has aprendido la lección.
Todos, pensándolo detenidamente, se nos podrá venir la imagen también a la cabeza de pruebas que nos puso la vida, o que nos pone, ejemplos muy similares de cosas de que ya nos ocurrieron en un pasado, y que debemos afrontar.
Aquí existen dos caminos, uno, es seguir hacia delante, no pensar, actuar, precipitándote hacia la comisión del mismo error que ya cometiste una vez, o dos, y que te convierte en un completo imbécil porque si ya te arrepentiste una vez, o dos, lo vas a seguir haciendo. El otro camino, evidentemente, es el contrario, es mirar a la vida de cara a cara, y pensar que lo malo que has pasado no lo vas a volver a pasar más, que por más fácil que la vida te ponga el volverte a equivocar, tú siempre vas a estar por encima, mirando hacia otro lado, porque en su momento ya aprendiste, que la vida es demasiado corta para vivir lamentándose, y menos de algo que ya has lamentado anteriormente.
Como cualquier persona razonable, elijo el segundo camino, y os puedo asegurar, que la vida siempre os pondrá a prueba, y tendrás la opción de volver atrás y estancarte, o seguir hacia delante, y demostrar a los demás, y más aún a ti mismo, de que eres fuerte, has madurado y de que no volverás a cometer los mismos errores.
Fdo: The Real Me.